Que toda tu risa, le gane ese pulso al dolor...

Que toda tu risa, le gane ese pulso al dolor...

jueves, 28 de marzo de 2013

CHANGES...

Llevo días intentado entenderme, intentando entender cómo me siento, intentando conocer mis preocupaciones y descubrir qué pasa por mi cabeza. Pero no puedo, me es imposible. Estoy completamente en blanco, neutra. Sumida en una monotonía que no tiene fin y de la que no puedo salir. No entiendo por qué no puedo elegir yo mi vida. Por qué tengo que dejar que ella elija por mí. Lo está haciendo mal, por si no se da cuenta. Me gustaría cambiar, perder de vista los días idénticos que pasan continuamente ante mis ojos. Conocer algo nuevo. Salir de aquí. Porque ya no puedo más. Pero, no sé qué hacer para cambiar las cosas, para escaparme de esta franja intermedia en la que estoy parada. Una vía del tren vacía, por la que no pasa nada ni nadie.

Supongo que hoy es uno de esos tantos días. De esos en los que las paredes se te echan encima y solo quieres estar sola. Para poder tirar cosas al suelo a la vez que gritas, pero sin que nadie te escuche. Como gritar en silencio. Quizás mienta al decir que solo quiero estar sola. Quizás en realidad solo necesite a alguien que me diga que a pesar de todo, las cosas irán bien.

Estoy en un punto en el que no tengo ni idea de qué hacer, de cómo estar y de cómo ser.  Estoy totalmente perdida. Y odio estar así. Supongo que le doy demasiadas vueltas a las cosas, no sé. Me centro en pensar que no soy la única en el mundo que se siente así. De esa forma duele un poquito menos. "Mal de muchos, consuelo de tontos". Pero qué más da.
Todos somos un poco tontos a veces. 

Hace un año mi vida era tan distinta...desearía poder cambiar las cosas y hacer todo fuera como antes. Con las personas de antes. Con todo lo de antes. Pero lo único que puedo hacer es asumir que esa época ya no va a volver y que tengo que acostumbrarme a como es todo ahora. Quizás con el tiempo ese "ahora" sea mejor que el "antes". Quizás.
No consigo acostumbrarme del todo. Supongo que es porque siempre me ha costado asimilar los cambios, y más cuando todos vienen de golpe. Tan rápido que ni siquiera me doy cuenta.
Este cambio era inevitable. Hay cosas que tienen que cambiar sí o sí.

La maldita nube gris que tengo en mi cabeza acabará desapareciendo... creo. Y me daré cuenta de que no todo me va tan mal como pienso.

Mts'.